lunes, 29 de julio de 2013

Protesta social

Antonio AntónProfesor honorario de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid
 
 
La protesta social progresista ha adquirido una nueva dimensión y tiene un nuevo carácter respecto a los movimientos sociales anteriores. Se han conformado corrientes sociales amplias, de fuerte contenido social y democrático, de indignación y rechazo a la austeridad y al déficit democrático de las instituciones y la clase política gobernante, demostrando la persistencia en la sociedad, y particularmente entre los jóvenes, de una amplia cultura democrática y de justicia social.

 
Frente a la prolongación de la crisis socioeconómica y la gestión antisocial del bloque dominante de poder europeo, se ha producido, especialmente en los países europeos meridionales, una fuerte contestación popular. En España se han ampliado las protestas sociales y resistencias colectivas, configurándose una ciudadanía activa, de fuerte contenido social, con un carácter sociopolítico progresista y democrático; se puede cifrar entre cuatro y cinco millones de personas participantes en los procesos huelguísticos y entre uno y dos millones en las grandes manifestaciones sindicales o ciudadanas (y según diversas fuentes en torno a un millón de participantes en las redes sociales vinculadas a estas protestas); se ha encauzado, fundamentalmente, a través del movimiento 15-M (y derivados) y el movimiento sindical (con fórmulas mixtas como las mareas ciudadanas), conformando una representación social doble, no exenta de tensiones, con sus respectivos representantes o grupos de activistas.
 
 
 
El movimiento 15-M sigue contando con una gran legitimidad social. Se pueden distinguir tres niveles de intensidad en la vinculación cívica: un primer nivel de unos pocos miles de activistas más comprometidos y persistentes; un segundo nivel de una ciudadanía activa, personas participantes, sobre todo, en las masivas formas colectivas de expresión popular, que se puede cifrar en varios centenares de miles; un tercer nivel, ciudadanía indignada o descontenta, en torno a dos tercios de la población que simpatiza de alguna manera con objetivos y acciones de ese movimiento.
 
Persisten motivos y condiciones para la continuidad de estos movimientos de  protesta colectiva. Existen debilidades y limitaciones para encarar la complejidad y la dimensión de estos problemas y oportunidades. Los riesgos de su fragmentación, desorientación o debilitamiento son evidentes. No obstante, son acertadas las ideas clave que conforman el núcleo de su orientación: 1) la democratización del sistema político y la más amplia participación ciudadana en los asuntos públicos; 2) el rechazo a la política de austeridad, el reparto injusto de las consecuencias de la crisis (paro, desahucios, desigualdad…) y la exigencia de un cambio de la política socioeconómica hacia mayor justicia social. Y mantienen una amplia legitimidad en la sociedad.
 
La respuesta popular masiva de este periodo no ha sido sólo emocional o superficial, destinada a su evaporación inmediata. Ha estado y está enraizada en una profunda y persistente conciencia ciudadana indignada y de denuncia de la injusticia social. Es, sobre todo, una respuesta colectiva, con gran fundamentación ética igualitaria y solidaria, e incrustada en la realidad de las graves condiciones de vida y las aspiraciones de mejora de millones de personas. Se incardina en los mejores valores democráticos e igualitarios de los movimientos sociales progresistas o la izquierda social europea de las últimas décadas.
 
 
Un aspecto que conviene clarificar es la relación entre gestión política del poder institucional y acción sociopolítica de la ciudadanía en los asuntos públicos, entre clase política dominante  con componentes oligárquicos y movilizaciones sociales progresistas, expresivas del descontento popular y la participación ciudadana. En ese sentido: a) la deslegitimación de ‘esta’ clase política gobernante, en lo fundamental, está justificada y es merecida y, por tanto, hay que ampliarla, no debilitarla, para promover su renovación y la democratización del sistema político; b) la solución viene de la mano de la más profunda, firme y consistente participación ciudadana, de una activación de los sectores progresistas. Por tanto, la alternativa principal está en el refuerzo de las resistencias ciudadanas, en avanzar hacia una democracia más participativa y más social.
 
Cuando la ciudadanía critica a la política o rechaza a los políticos se está refiriendo no a todos los políticos, sino a la gestión institucional actual de la clase política gestora o gobernante, fundamentalmente, a las élites o aparatos de los grandes partidos con responsabilidades gubernamentales en los recientes planes de ajuste y austeridad, con incumplimiento de sus compromisos con sus electorados e involucrados en graves casos de corrupción (caso Bárcenas…).
La crítica ciudadana a ‘ese’ tipo de política es una posición (política) más democrática, realista y progresista que la justificación (política) de esas medidas de austeridad, el embellecimiento o disculpa de ‘esos’ políticos mayoritarios que aplican políticas antisociales o el intento persistente de relegitimación de la actual élite política gestora que, fundamentalmente la derecha, sigue sin reorientar sus estrategias económicas de austeridad ni respetar las opiniones mayoritarias de la sociedad. Supone un juicio ético y ‘político’ progresista e igualitario frente a unas decisiones de las clases corporativas (gobernante y gestora de los mercados financieros) regresivas e injustas. Constituye un proceso cívico globalmente positivo (con distintas sombras e insuficiencias), un factor relevante para promover un cambio social progresista, el fortalecimiento de la democracia y los valores igualitarios y una renovación de las izquierdas.
 
El nuevo ciclo sociopolítico, iniciado en el año 2010, tiene varias fases y presenta diversas enseñanzas. El hecho social más significativo, en este periodo, es la consolidación de una corriente social indignada, una ciudadanía activa y una doble representación social, el sindicalismo y los grupos de activistas del 15-M.
 
El nuevo escenario sociopolítico, con un emergente campo social autónomo y diferenciado de las instituciones políticas, tiene la particularidad de que cristaliza frente a la gestión antisocial del gobierno socialista y luego se desarrolla contra la derecha.
 
La especificidad del actual proceso de resistencias colectivas es que señala su rechazo a componentes ‘sistémicos’ de la realidad socioeconómica y política y apunta a reformas profundas de carácter social y democrático.
 
El descontento ciudadano con esa gestión institucional y la desconfianza en sus líderes políticos, incluido el aparato socialista en la medida que no corrige claramente su orientación ni renueva su liderazgo, está fundamentado, es justo y conveniente. Supone un valor positivo y democrático para regenerar el sistema político y reorientar la acción socioeconómica y laboral. Tiene insuficiencias y una débil y fragmentada representación social. Esa corriente indignada está relativamente huérfana de representación política y gran parte de ella sigue votando a los mismos partidos mayoritarios, por más que ya ha tenido un significativo efecto en el apoyo electoral a otros partidos minoritarios y de izquierda, aunque esté por ver su repercusión posterior en el campo electoral e institucional.
 
Su evolución depende, sobre todo, de la consolidación de una dinámica creíble para derrotar la estrategia de austeridad, abrir un horizonte más justo en la salida de la crisis y una mayor democratización del sistema político. El bloqueo de esa expectativa colectiva, progresista, solidaria y democrática, podría generar otras dinámicas contraproducentes, adaptativas individualmente y segmentadas o, entre ciertos sectores, de carácter populista, xenófobo o exclusivista.
 
En definitiva, la indignación ciudadana es una corriente social a impulsar, encauzar y madurar, no a debilitar, desprestigiar o minusvalorar. La apuesta progresista debe ser frenar o impedir la actual deriva regresiva y promover un giro más social en la política socioeconómica y la democratización del sistema político, con una mayor activación de la ciudadanía.
 
Artículo publicado en

miércoles, 24 de julio de 2013

IU se reunió con Equo para tratar de unirlo a su frente para las europeas

Público.es

IU reunió ayer a Equo para tratar de unirlo a su frente para las europeas

Volver a la noticia

Los ecosocialistas exigen garantías de "democracia interna", y primarias abiertas

IÑIGO ADURIZ Madrid 23/07/2013                   
IU quiere sumar a partidos y colectivos sociales para crear un gran frente de izquierdas.

IU quiere sumar a partidos y colectivos sociales para crear un gran frente de izquierdas.JAIRO VARGAS

 
Aún falta un año para las elecciones al Parlamento Europeo, pero los partidos de la izquierda española no pierden el tiempo en busca de acuerdos y alianzas que garanticen su hegemonía en la Unión Europea. Si en junio Equo, Compromís y la Chunta Aragonesista iniciaban su diálogo con la idea de conformar una candidatura única para esos comicios previstos para la primavera de 2014, ahora es IU la que corteja a los ecosoclialistas con la idea de conformar "un gran frente" izquierdista y antineoliberal que se asegure un buen número de escaños rojiverdes en el próximo Parlamento Europeo.
Ayer se produjo en Madrid la primera reunión entre ambas direcciones. Fue el primer contacto entre dos formaciones que esperan que esos comicios resulten determinantes para su futuro. A un lado de la mesa, se sentaban el secretario ejecutivo de Convergencia Político-Social de IU, Enrique Santiago, y el miembro de IU Madrid y del Consejo Político Federal Miguel Ángel Gómez Cortines. Al otro, los dirigentes de la Comisión Ejecutiva Federal de Equo Pepa López y Alejandro Sánchez. El único punto del orden del día no fue otro que la búsqueda de puentes entre ambas formaciones para poder ir de la mano a Europa.
La reunión había sido convocada por IU a principios de mes a través de un correo electrónico que se hizo llegar a la dirección de Equo, pero la Mesa Federal de los ecosocialistas no avaló el encuentro hasta hace apenas una semana.
Así, en esta primera toma de contacto, la federación que dirige Cayo Lara ha vuelto a tender la mano a los ecosocialistas con un único objetivo: conformar un bloque para las europeas en el que estarían presentes partidos como IU, Izquierda Anticapitalista y Equo, pero también diferentes colectivos de la movilización social como las mareas, las mesas de convergencia, el Frente Cívico - que promueve el excoordinador federal de IU, Julio Anguita-, Convocatoria Cívica -impulsada por, entre otros, el poeta Luis García Montero, que es también miembro de IU- o incluso el 15-M.

Sin "muchas certidumbres"

Según han explicado a Público desde el partido ecologista, IU ha convocado a todas esas organizaciones a una reunión el próximo miércoles en Madrid para ir perfilando esa coalición. Será un encuentro previo al cónclave que pretenden convocar en septiembre para conformar ese frente de izquierdas y darlo a conocer a la opinión pública. Y Equo está invitado a ambas convocatorias.
Pero antes de decidir si acude o no, López y Sánchez establecieron ayer cuáles son sus exigencias, que pasan por que todos esos colectivos asuman sus propias reglas internas. Así, para que los ecosocialistas accedan a incorporarse a la coalición se debería garantizar la "democracia interna", de manera que los candidatos de ese frente tendrían que ser escogidos a través de primarias abiertas. Siempre según el relato del partido ecologista, la respuesta que recibieron por parte IU fue que la organización interna de la coalición se escogerá por todos los que la conformen.
Desde Equo lamentan que aún no haya "muchas certidumbres" acerca del formato de ese frente que pretende confrontar sus proyectos a las de los partidos neoliberales. Por eso se resisten a concretar todavía si estarán dispuestos a entrar a formar parte del mismo. En todo caso, añaden, los dos asistentes al encuentro de ayer elaborarán un informe que presentarán a los órganos de decisión del partido, que serán los que tomen una decisión con el respaldo de la militancia. Estos serán, también, quienes determinen si habrá nuevas reuniones con IU.  

jueves, 18 de julio de 2013

Maravillosamente inútil - Juan Manuel Aragüés

Maravillosamente inútil ( El Periódico de Aragón - 18/07/2013 )


JUAN MANUEL Aragüés 18/07/2013

 
 

Hace unos días se publicaron unas encuestas de intención de voto en las que se concedía a Izquierda Unida una horquilla de entre 40 y 50 escaños si se realizaran en este momento elecciones generales. La información no hace sino consolidar una tendencia que se viene dando desde hace tiempo de erosión del bipartidismo y crecimiento de IU. Para una perspectiva de izquierda, es innegable que es una buena noticia, por lo que representa de contestación social hacia las políticas neoliberales del bipartidismo, y el que suscribe sintió una mezcla de incredulidad y profunda alegría al leer esos datos. Sin embargo, un análisis en mayor profundidad nos deja ante unos resultados maravillosamente inútiles.
Inútiles en la medida en que, aunque el escenario político se modifica sustancialmente y ninguno de los dos grandes partidos podría gobernar en solitario, todavía posibilita infinidad de fórmulas para mantener las desastrosas políticas que nos han traído hasta aquí. La posibilidad de una coalición entre los dos grandes partidos, a la que se podrían añadir las derechas nacionalistas, es una opción, la alianza de uno de ellos con una UPyD que maquilla el sistema pero en absoluto lo cuestiona y aspira a bisagra sistémica (una especie de PAR en ámbito nacional), es otra opción nada inverosímil. Es evidente que quienes han gestionado el sistema hasta ahora, a los que he calificado en ocasiones como los montatanto, PP, PSOE, CiU, PNV, no van a optar por una vía rupturista con el actual statu quo. Es más, las maniobras políticas del Rey en las últimas semanas, sus reuniones con expresidentes del Gobierno, apuntan en la dirección de apuntalamiento de este sistema corrupto e injusto que vivimos.
Es cierto que también se abriría la posibilidad de un pacto PSOE-IU, pero si IU pacta desde una posición de debilidad, no podrá hacer cambiar las políticas de un PSOE comprometido hasta la médula en la gestión neoliberal, como quedó bien a las claras en la reforma constitucional que pactó con el PP a mayor beneficio de la banca.
Magníficos resultados, sin duda, pero absolutamente insuficientes. En la extrema gravedad en que nos desenvolvemos, no estamos para alegrías inútiles, para victorias pírricas. Hay que ganar, porque en ello nos va el futuro. Hay que construir un instrumento, una alianza, un frente, un bloque, en el que converjamos quienes queremos un futuro de esperanza para nuestro país y para el conjunto de los países azotados por la crisis. Se trata de poner a las personas por delante de los bancos, a los intereses de la mayoría por encima de los dictados de una Europa que cada vez se aleja más de los parámetros democráticos. Esa masa social está ahí, a la espera de un proyecto ilusionante y combativo que nos saque de esta inercia que nos conduce al desastre.
Magníficos resultados, sin duda. Pero que nadie comience a frotarse las manos pensando en ministerios y direcciones generales: al fin tocar poder de verdad. Cuidado con las sirenas. No estamos aquí para tocar este poder, sino para construir otro desde abajo, que barra con un sistema obsoleto e injusto. No se trata de gestionar la injusticia para hacerla más llevadera, sino de caminar hacia una nueva forma de entender la sociedad que beneficie a la mayoría social.
Para seguir erosionando al bipartidismo (¿cómo es posible que aún más de un 40% del electorado opte por PP y PSOE?) es precisa una propuesta atractiva, amplia y plural. IU debe saber entender eso. Sus actitudes, especialmente en Aragón, también en Galicia, han sido, hasta el momento, muy positivas. En la izquierda debemos ser conscientes de que nadie, en solitario, va a aglutinar una alternativa social. El proyecto, la voluntad de construir algo nuevo, ha de primar frente a los intereses particulares de las diferentes organizaciones. Magníficos resultados. Hagámoslos todavía mejores. Y sobre todo, útiles para lo que nos interesa.
Profesor de Filosofía. Universidad de Zaragoza