Alberto Granados Orcero
¿Cómo gestionar el voto de protesta? Análisis de la situación electoral en la provincia de Teruel.
Este artículo pretende
promover el debate sobre las diferentes alternativas de comportamiento
electoral alas que podemos acudir quienes queremos que las cosas cambien desde
la izquierda. De momento, centraremos nuestro análisis en las elecciones al
Congreso de los Diputados.
En el documento ideológico de
CIUDADANOS POR LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA, incluimos esta afirmación:
“…la dinámica electoral no solo perjudica a los partidos pequeños a la
hora de repartir puestos una vez realizadas las votaciones. Mucho más grave es
el propio proceso de “absorción” de voto que realizan fenómenos como el
denominado “voto útil”, el “voto cansado” de quienes se cansan de que los
partidos en quienes confían nunca obtengan representación electoral relevante,
etc…”
El sistema electoral vigente en
España, diseñado, mantenido, defendido y mimado por los grandes partidos, se
encarga de “laminar” todo tipo de movilidad electoral que no sea la mera
alternancia entre los dos grandes partidos. Si este fenómeno es evidente en
todas y cada una de las 50 provincias de España, en las más pequeñas, como la
nuestra, las posibilidades de que una tercera formación obtenga buenos
resultados son reducidísimas. Gran parte del voto de protesta se dispersa de
esa forma en diversas alternativas de comportamiento electoral, pocas de las
cuales pueden preocupar si quiera mínimamente al conglomerado PP+PAR+PSOE.
Podríamos hacer la siguiente lista:
(1) Voto convencido al PSOE,
electores convencidos de que esta vez sí que el PSOE va a hacer algo nuevo y
diferente.

(3) Voto a IU y CHA
(4) Voto a otras opciones más
pequeñas de izquierda
(5) Voto en blanco o nulo
(6) Voto a alternativas como
“escaños en blanco”
(7) Abstención
Puede ser útil comparar los
resultados de las dos últimas elecciones al Congreso de los Diputados en la
provincia de Teruel:
2008
|
2011
|
|
PP+PAR
|
41.826 (separados)
|
39.791 (juntos)
|
PSOE
|
38.617
|
25.203
|
IU+CHA
|
4.299 (separados)
|
6.086 (juntos)
|
UPD
|
388
|
2.786
|
Escaños en
blanco
|
---
|
464
|
Otras
candidaturas
|
712
|
882
|
Nulo+blanco
|
1.611
|
3.396
|
Total voto
contabilizado
|
87.453
|
78.608
|
Abstención
|
26.759
|
29.861
|
Total censo
|
114.212
|
108.469
|
Lo primero que hay que tener en
cuenta es que puede que falte mucho tiempo para las próximas elecciones, lo
cual, con un panorama político extremadamente volátil como el actual, dificulta
todo tipo de análisis.
Tenemos que constatar la
grandísima polarización del voto que han conseguido PSOE y PP con sus
triquiñuelas de sistema electoral. También hay que tener en cuenta la irrupción
de una formación nueva (UPD), cuyo recorrido no ha hecho más que comenzar, y
que aunque va a recoger la mayoría de sus votos del espectro político de la
derecha, puede atraer también a votantes desencantados, que se ilusionan con
alguna cara nueva.
También es previsible la
aparición de nuevas siglas de izquierda. Este fenómeno aun está en fase
embrionaria, y tendremos que estar muy atentos a él.
Con respecto del voto al PSOE,
es evidente que, aunque el suelo electoral de este partido retiene muchos miles
de votos, una parte importantísima de su electorado responde al perfil que
hemos descrito en el punto (2), voto “laminado” por el sistema electoral, que
tiende a volver al PSOE en situaciones de extrema polarización política, pero
que se refugia en otras alternativas –quizá mayoritariamente en la abstención-
en otros momentos.
El voto del apartado (3) todavía
muy pequeño. Es cierto que la tendencia es creciente, que la candidatura
conjunta obtiene más votos suma de los dos partidos por separado, y que en
otros procesos electorales en los que es más fácil la obtención de
representación, el nivel de voto crece notablemente. También es evidente que la
laminación de voto que genera el sistema electoral perjudica enormemente a
estos dos partidos. Y, algo mucho más grave, a mi juicio, es el hecho de que
estos partidos, por sí solos o sumados aritméticamente, muy difícilmente pueden
superar un determinado techo electoral -¿10 %? ¿15 %?- que, en ningún caso, modificará
apreciablemente el panorama político.
El voto a otras formaciones
pequeñas es muy reducido y tiende a la estabilidad. La mayor parte de ese voto,
aunque no todo, es de izquierdas, por lo cual lo podemos incluirlo –por lo
menos parte de él- en el apartado (4)
En el análisis de los apartados
(5), (6) y (7), entramos en un terreno muy resbaladizo. Opino que la mayor
parte del voto nulo, en blanco y a “escaños en blanco” tiene una intención real
de protesta contra el sistema, contra la “clase política”, etc. También una
parte –difícil de cuantificar- de la abstención puede ir en el mismo sentido.
Y a partir de estos datos es
donde podemos comenzar la reflexión. Opino que la creación de un instrumento
político eficaz a la izquierda del PSOE puede alterar sustancialmente el
panorama electoral. Pero, ¿cómo conseguiremos que la protesta indignada se
convierta en acción política?
En la respuesta a esta última
pregunta es donde, a mi juicio, se decidirán muchas cosas. Para empezar, el
empuje de las movilizaciones sociales no garantiza, por sí solo, que luego este
descontento se vaya a traducir en votos a la izquierda del PSOE. Hace falta
movilizarse y hace falta crear alternativas electorales. Las dos cosas son
posibles y necesarias. Tan malo sería esperar pasivamente sin hacer nada hasta
que lleguen las elecciones, como vivir un día a día de movilizaciones sin
planificar lo que vamos a hacer cuando haya que votar. O hacemos las dos cosas,
o ninguna de ellas por separado nos servirá para nada.
Si propugnamos la unión
electoral de IU, CHA, Equo y todas las formaciones afines que existan o que
surjan, y si propugnamos que esa unión no sea una mera suma aritmética, es no
solamente por combatir la dispersión del voto, sino porque consideramos que esa
suma de sinergias nos puede ayudar a combatir dogmas políticos como estos:
1.-El de la inexistencia de una
alternativa real de izquierdas al PSOE. El ejemplo más ilustrativo de hasta
dónde podemos llegar es el de Galicia. Si este espíritu de unidad a la
izquierda del PSOE se extiende a otras comunidades autónomas, como Aragón,
Navarra o Comunidad Valenciana, el panorama electoral puede modificarse
sustancialmente.
2.-El de la utilidad del “voto
útil”. Ya hemos visto qué hace el PSOE con él. Los 21 años de gobierno del PSOE
se han parecido demasiado a los 14 de la derecha, especialmente en política
económica, fiscal y laboral.
3.-El de que al PSOE no le queda
otro remedio que pactar con el PAR, regalarles la alcaldía de Teruel… Hay que
contar con que el PSOE pactará con partidos de derecha siempre que ello le sea
aritméticamente posible. Y con que la única forma de evitarlo es obtener muchos
votos a su izquierda.
4.-El de que no hay alternativas
económicas, y que no nos queda más remedio que seguir desfiscalizando ingresos
y recortando gastos, como quiere la Troika. Efectivamente, a estas alturas de
la película, cualquiera puede detectar que, efectivamente, el PSOE no tiene
alternativas muy diferentes a las del PP. Pero eso no quiere decir que no haya
otras políticas posibles.
5.-El de que todos los políticos
son iguales, idea que, en el fondo, va a ser vendida también por PSOE y PP. Por
supuesto que debemos proponer medidas de regeneración política. Pero también
hay que hacer constar que el comportamiento de la mayoría de los representantes
políticos situados a la izquierda del PSOE ha sido ejemplar. Nuestros políticos
no deben ser visualizados dentro de la denominada “clase política”. No queda
más remedio que “hilar delgado”, porque las generalizaciones sirven para
anestesiar a la opinión pública.
6.-El de que existen atajos que,
por sí solos, pueden darle la vuelta a la situación política, sin que tengamos
que “currárnoslo”. Ideas como la de las listas abiertas, por ejemplo, pueden
ser buenas –según cómo se gestionen- pero no son por sí solas la solución para
ningún problema. Otras ideas, como la de votar en blanco o nulo, abstenernos
masivamente, etc., tampoco pueden resolver nada. No veo que a PSOE y PP les
preocupe mucho la abstención, más bien manejan la idea de que esa es una forma
de desactivar los sentimientos de protesta de mucha gente. No es casual, por
ejemplo, que las elecciones en España se celebren en domingo. No veo mejor
alternativa para “resetear el sistema”, que poner al frente de él a quienes
llevan décadas intentando que la democracia sea más participativa…
En resumen, lo que podemos
conseguir es traducir la indignación y la protesta en actuación política. El
eslogan de “SE PUEDE”, que tantas veces coreamos en las manifestaciones, es el
que tenemos que tener presente el día de las elecciones.
Nota importante: Tal y como hemos mencionado al
principio, lo que este artículo pretende es fomentar el debate y el cruce de
ideas. Nos gustaría leer más opiniones, comentarios…
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