jueves, 27 de marzo de 2014

No queremos, no podemos - Juan Manuel Aragüés

No queremos, no podemos ( El Periódico de Aragón - 27/03/2014 )

Finalmente, se han confirmado los peores pronósticos y, en las elecciones europeas, quienes buscamos una opción contra el neoliberalismo y la troika deberemos elegir, al menos, entre cuatro candidaturas. Nada menos. Mientras desde La Razón se califica de terroristas a los integrantes de las marchas por la dignidad, mientras el gobierno sigue dando vueltas de tuerca para expoliar a la sociedad, mientras los corruptos siguen campando a sus anchas, quienes tienen la obligación de, desde un frente común, oponerse a la barbarie, continúan con su ceremonia de la confusión. Simplemente desesperante.
La aparición de Podemos en el campo político tuvo de positivo que puso encima de la mesa la necesidad de acelerar el proceso de alianzas dentro de la izquierda real, planteando un modelo participativo e ilusionante. Hubo un momento en que pareció que podía ser una vía para romper las inercias instaladas en el ámbito político. Sin embargo, su tardía aparición y su vocación electoral le han impedido, desde mi punto de vista, convertirse en catalizador de un proceso unitario.
En Aragón, la situación todavía es peor, pues no solo no se ha avanzado en procesos unitarios, sino que se ha retrocedido. Si en las pasadas generales se fraguó la alianza entre CHA, IU y la Iniciativa Social que se denominó La Izquierda de Aragón, de cara a las europeas CHA e IU irán cada una por su lado. No solo eso sino que en la reunión de CHA en la que se debía decidir si acudían con IU y la Iniciativa Social o en otra lista, la posibilidad de repetir la alianza de La Izquierda de Aragón no mereció un solo apoyo. Descorazonador, en el más estricto sentido del término, al menos así lo siento yo, que me emperré en la alianza CHA-IU. Y si esto se produce en las europeas, ¿qué pasará en las municipales y autonómicas? Esta es una pregunta que lleva camino de convertirse en retórica.

ALGUNOS se empeñan, aferrados a fraseología y analítica muy del gusto de la izquierda, en hablar de que no se dan todavía las condiciones de un proceso unitario, que la situación no está madura. Añaden que no es en un proceso electoral donde deben darse las alianzas, sino en la movilización. A mi modo de ver, palabras vacías. Vacías porque en la movilización siempre estamos juntos y porque hace ya mucho tiempo que tenemos un programa de mínimos en el que coincidimos. El problema es muy otro y muy antiguo: los intereses de grupo de los actores políticos constituidos. Mientras la acción política no esté sustentada en un verdadero deseo de transformar la realidad, más allá incluso de lo que pueda convenir puntualmente a una u otra organización, no avanzaremos en los procesos de confluencia. Mientras no nos demos cuenta de que las organizaciones son herramientas y no fines, no iremos a ninguna parte. Es decir que si no podemos no es porque no podamos, es porque no queremos.
Hay que cerrar ya esta etapa. Las elecciones europeas, aunque nos puedan dar alguna satisfacción, no serán la plataforma que algunos deseábamos para, como decía Pablo Iglesias cuando estuvo en Zaragoza, meterle miedo a los de arriba. Los de arriba nos seguirán mirando desde arriba y respirarán aliviados de ver nuestra incapacidad. Había que mandarles un mensaje: nos tenéis enfrente. No hemos sido capaces.
En nuestros círculos, no sé si por cautela, se decía que las europeas no importaban demasiado, que el verdadero horizonte son las municipales y autonómicas. Bueno, pues habrá que fijar ese horizonte, aunque a mí, en Aragón, se me antoja más complicado. Espero que según se vayan acercando, no comencemos a decir que lo importante son las generales. No sé si somos conscientes de que nos queda poco tiempo. Si la izquierda real no es capaz de alcanzar un potente protagonismo en breve plazo, si las posiciones neoliberales vuelven a encontrarse con las manos libres para desarrollar sus políticas, se consolidarán todas las agresiones cometidas en esta legislatura. Y la deriva fascista de nuestras sociedades se profundizará. Pero, ¿serán galgos o podencos?

Profesor de Filosofía. Universidad de Zaragoza

No hay comentarios:

Publicar un comentario